Se ha sugerido que una exposición
constante a las pulgas puede llevar a un estado de tolerancia inmunológica
parcial o total. En cambio, si la exposición constante pasa a ser intermitente,
los mismos animales desarrollan hipersensibilidad a estos parásitos, lo que
significa que la tolerancia se pierde, es decir son caninos vulnerables a
presentar lesiones dermatológicas en la piel.
Habría que distinguir entre la
dermatitis a la picadura de la pulga y la dermatitis alérgica a la picadura de la pulga (DAPP). La primera
es un proceso no alérgico provocado por la irritación física que le produce al
animal la picadura de la pulga. Su severidad es proporcional al número de
pulgas que el animal hospeda, mientras que en el caso de la DAPP, no existe
correlación entre el número de parásitos y la sintomatología clínica.
La DAPP se puede presentar en animales
de cualquier raza o edad, aunque algunos autores indican que la edad de
comienzo más común se establece entre los 3 y 5 años y algunas razas como el
Setter, Labrador, Bretón español, Fax Terrier, Pekinés y Chow Chow están
predispuestas a padecer esta enfermedad", Un aspecto interesante es que
los animales alérgicos que tienen atopia o alergia a inhalantes, es decir, que
manifiestan una reacción alérgica a ciertos alérgenos ambientales (polvo,
pólenes, ácaros ...), tienen mayor predisposición a padecer una DAPP que los
animales que no tienen ningún otro tipo de alergia.
Aparentemente no hay raza o sexo
predispuesto a padecer DAPP, sin embargo, se ha observado que las razas
predispuestas a la dermatitis atópica son más propensas a desarrollar DAPP y
viceversa. La DAPP es un problema crónico que se puede manifestar de forma
estacional si el animal está sometido a variaciones climáticas, mientras que en
climas más suaves o cuando el animal vive en el interior de una vivienda, la
DAPP se manifiesta todo el año.
Otras lesiones que podemos observar con
frecuencia en los animales con DAPP son lesiones secundarias al autotrauma que
se producen al rascarse, morderse o lamerse, como son la alopecia,
excoriaciones, costras e infecciones bacterianas (Fig. 1) y, en cuadros más
crónicos, la liquenificación, acantosis, hiperqueratosis e hiperpigmentación. -
Las localizaciones más frecuentes son la zona dorsolumbar, base de la cola y zona
caudomedial de los muslos.
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