martes, 1 de marzo de 2016

Manifestación de la picadura de pulga




Se ha sugerido que una exposición constante a las pulgas puede llevar a un estado de tolerancia inmunológica parcial o total. En cambio, si la exposición constante pasa a ser intermitente, los mismos animales desarrollan hipersensibilidad a estos parásitos, lo que significa que la tolerancia se pierde, es decir son caninos vulnerables a presentar lesiones dermatológicas en la piel.


Habría que distinguir entre la dermatitis a la picadura de la pulga y la dermatitis alérgica  a la picadura de la pulga (DAPP). La primera es un proceso no alérgico provocado por la irritación física que le produce al animal la picadura de la pulga. Su severidad es proporcional al número de pulgas que el animal hospeda, mientras que en el caso de la DAPP, no existe correlación entre el número de parásitos y la sintomatología clínica.

La DAPP se puede presentar en animales de cualquier raza o edad, aunque algunos autores indican que la edad de comienzo más común se establece entre los 3 y 5 años y algunas razas como el Setter, Labrador, Bretón español, Fax Terrier, Pekinés y Chow Chow están predispuestas a padecer esta enfermedad", Un aspecto interesante es que los animales alérgicos que tienen atopia o alergia a inhalantes, es decir, que manifiestan una reacción alérgica a ciertos alérgenos ambientales (polvo, pólenes, ácaros ...), tienen mayor predisposición a padecer una DAPP que los animales que no tienen ningún otro tipo de alergia.

Aparentemente no hay raza o sexo predispuesto a padecer DAPP, sin embargo, se ha observado que las razas predispuestas a la dermatitis atópica son más propensas a desarrollar DAPP y viceversa. La DAPP es un problema crónico que se puede manifestar de forma estacional si el animal está sometido a variaciones climáticas, mientras que en climas más suaves o cuando el animal vive en el interior de una vivienda, la DAPP se manifiesta todo el año.

Otras lesiones que podemos observar con frecuencia en los animales con DAPP son lesiones secundarias al autotrauma que se producen al rascarse, morderse o lamerse, como son la alopecia, excoriaciones, costras e infecciones bacterianas (Fig. 1) y, en cuadros más crónicos, la liquenificación, acantosis, hiperqueratosis e hiperpigmentación. - Las localizaciones más frecuentes son la zona dorsolumbar, base de la cola y zona caudomedial de los muslos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario